¡LLEGA EL BUEN TIEMPO!
Con la entrada de la primavera disfrutamos de más horas de sol.
Hace a penas una semana que disfrutamos de más horas de sol, las tardes son más largas, comienza el buen tiempo, nos sintamos mejor, con más energía que en invierno y con ganas de que los rayos de sol doren nuestra piel mientras estamos tumbados en la arena de la playa.
Nuestro rey astro, el Sol, es un elemento fundamental para la existencia de vida en nuestro planeta, además, se ha demostrado a través de numerosos estudios que la luz solar nos aporta múltiples beneficios. Pues cuando tomamos el sol la luz de la estrella genera en nosotros una sensación de bienestar al estimular las terminaciones nerviosas de la piel, lo que provoca una reacción favorable sobre el cerebro, claro que tales efectos positivos son más satisfactorios si nos encontramos en una hermosa playa.
El Sol, al que se le suele llamar también San Lorenzo, es una estrella que gracias a la luz que genera ocasiona maravillosas puestas de sol y amaneceres, explosión de colores y sobre todo hace que vivas grandes espectáculos visuales, los cuales se quedan guardados en tus retinas para siempre. Muchos de ellos son preciosos vistos a la orilla del mar y ver como se tiñe el cielo de colores anaranjados, rojizos y dorados, como el mar tiende a calmarse, a suavizarse lentamente, como las gaviotas y los pájaros se recogen porque llega la noche, dando paso a la señora Catalina, la luna, otra estrella que causa muchas inspiraciones a los bohemios. También se ha de resaltar los amaneceres bellos que vives en la playa sintiendo la arena aún húmeda de la noche, escuchar el despertar de los pajarillos, el sonido de las olas que nunca duermen y el resurgir del sol creando un brillo especial, una luz que al reflejarse en el mar crea destellos que parecen estrellitas y que las olas sean plateadas al romper en la orilla.
El Sol es sinónimo de vida, nuevo día, playa, vacaciones, alegría, bienestar... cuyo brillo genera una luz única, gracias a él puedo decir que me enamoré del mar, por saber iluminar de una forma tan especial a las playas atlánticas de la Costa de la Luz, de aguas transparentes y arena dorada.
